Antes de que los colonizadores de Europa llegaran a Australia, las principales tribus de aborígenes y de insulares la poblaron. Estas tribus vivieron en varias regiones del continente y hablaban muchos idiomas distintos, además de que tenían distintas costumbres sociales. Desde principios de los años 1600 hasta finales de los años 1700 hubo algunas expediciones a Australia. En 1770, el capitán James Cook de Inglaterra declaró a Australia como colonia británica y la Corona decidió usarla como prisión para enviar a criminales convictos a cumplir sus condenas. La importación de convictos comenzó en 1788 y más de 160.000 criminales llegaron a Australia desde 1788 hasta 1868.
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